sábado, 31 de marzo de 2018

Shapes in art

Unas piernas cruzadas en una silla, un tobillo sobre la rodilla y una silueta sinuosa apoyada sobre ella. La madera de la guitarra brillaba bajo sus manos que, ágiles, rozaban las cuerdas acariciándolas con suavidad y ternura, como tocaría el cuerpo de una mujer. Bajo sus párpados cerrados se escondían pacíficamente unos ojos grises, profundos, que parecían agrandarse con la música hasta ser algo más que un simple reflejo de su propia alma.

Los acordes se desprendían de sus manos y, como niños risueños e infantiles se enredaban en su pelo, en su ropa, en su sonrisa, juguetones. Su expresión, a pesar de todo, era inmutable, tranquila. Sus oídos escuchaban con paciencia la música que vibraba retumbando en su interior. La paz del sonido había sustituido la tristeza del silencio.

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