martes, 16 de abril de 2019

Notre-Dame de Paris



Hoy casi ha muerto la anciana de París. Te hemos visto sufrir bajo la espada de Damocles de la destrucción, temido por ver tus ojos, llenos de color, testigos del tiempo, cerrarse por última vez. Has sobrevivido 800 años de historias que quedaron impregnadas en tu pétrea piel y, esta noche, pensaba que te ibas, que dejabas huérfanos miles de hombres que confiaban en ti para no perder su identidad.

Hoy, el corazón de muchos se ha encogido con el llanto como tus cimientos bajo el calor del infierno. Hemos perdido parte de nosotros, como pueblo europeo, en tus cenizas. Y sin embargo, nos has unido, en el dolor, en el amor, en nuestras diferencias. Cientos de voces te cantan, te llaman, te claman al cielo, a Dios, piden por tu salvación.

Todavía queda esperanza.